Tras las dos primeras rondas se clasificaron los mismos del año anterior con la excepción de un Zalgiris Kaunas liderado por el gran Arvidas Sabonis. Además los lituanos entraron con fuerza en la competición porque fueron capaces de llegar hasta la gran final pero esto es más adelante.
La Cibona eliminó al Galatasaray en el primer cruce y al Klosterneuburg en el segundo
El Zalgiris Kaunas eliminó al Slovnaft en el primer cruce y al Akademic en el segundo
El Olimpia Milan eliminó al Dudelange en el primer cruce y al Helsingin en el segundo
El Real Madrid eliminó al Murray BC en el primer cruce y al Fribourg en el segundo
El Maccabi eliminó al Kingston en el primer cruce y al Den Bosch en el segundo
El Limoges eliminó al Oostende en el primer cruce y al Aris Salónica en el segundo
La liguilla terminó con la Cibona de Petrovic y el Zalgiris de Sabonis copando las dos primeras plazas que otorgan las plazas de la final. Ambos equipos terminaron con un balance de (7-3). El Milán siempre tuvo opciones de meterse en la final pero finalmente se quedaron a las puertas. El Real Madrid siempre estuvo lejos del objetivo.
LIGA REGULAR
1. CIBONA (7-3)
2. ZALGIRIS KAUNAS (7-3)
3. OLIMPIA MILAN (6-4)
4. REAL MADRID (5-5)
5. MACCABI (4-6)
6. LIMOGES (1-9)
En un partido bronco, duro y
descontrolado, la Cibona
de Zagreb se encontró en su salsa y logró conquistar su segunda Copa de Europa
consecutiva. La final vino condicionada por la descalificación de Sabonis en el
minuto 31, tras propinar un puñetazo a Mihovil Nakić en respuesta a una
agresión del jugador yugoslavo a su compañero Krapikas. A partir de ese
momento, el Žalgiris fue un juguete roto en manos de los que mejor saben
“jugar” al baloncesto: Dražen Petrović y compañía (aunque en esta ocasión el
escolta yugoslavo no brilló como en otros partidos).
Los prolegómenos de la final
hacían prever lo que iba a ser su conclusión: de los 12.500 espectadores que
abarrotaban el Palacio de Deportes de Budapest, cerca de 8.000 eran seguidores
de la Cibona ,
mientras que los del Žalgiris no pasaban de 100. Por otro lado, el encuentro se
presentaba muy caldeado, puesto que los incidentes habían presidido los
enfrentamientos entre ambos equipos durante la liguilla previa.
Los primeros minutos del choque
evidenciaron el nerviosismo de ambos equipos, que hacían gala de una gran
precipitación y una mala selección de tiro. Los soviéticos habían establecido
un marcaje especial sobre la estrella yugoslava, Dražen Petrović, a quien
vigilaba Krapikas ayudado en ocasiones por Kurtinaitis. Por su parte, el mejor
jugador del Žalgiris, Arvydas Sabonis, era defendido por Arapović, quien
recibía constantes ayudas del mejor defensor de la Cibona , Mihovil Nakić. En
estas situaciones de 2 contra 1, Sabonis tenía siempre las de ganar
—especialmente cerca del aro— a pesar de las constantes provocaciones y
fricciones de sus defensores con la intención de desequilibrar al pívot
lituano. De esta forma, el Žalgiris llevó constantemente la iniciativa en el
marcador, aunque con ventajas que nunca superaron los cuatro puntos de
diferencia (7-11), debido a los numerosos fallos en el lanzamiento exterior.
Sin embargo, a partir del minuto 9 Petrović entró en juego definitivamente (logró
sus primeros dos puntos del partido), y esto hizo que la Cibona diese la vuelta al
encuentro. En el minuto 16 los plavi ya ganaban de siete puntos (37-30), y a
falta de un minuto para el descanso Kurtinaitis cometió su cuarta falta
personal. Pintaban bastos para los de Kaunas.
La segunda mitad continuó por los
mismos derroteros que la primera: en el Žalgiris únicamente funcionaba el juego
interior con Sabonis, mientras que la
Cibona dependía de sus escoltas y aleros. La ventaja
yugoslava se agrandaba (54-41, min. 23), aunque, a base de apretar los dientes
en defensa, los soviéticos lograron reducir diferencias (58-52, min. 26).
Entonces llegó la jugada clave que decidió la final: con un marcador de 68-61
favorable a la Cibona
y con balón en posesión de los de Kaunas, éstos fallan el tiro, y en el
contraataque se escapa en solitario Mihovil Nakić; cuando el yugoslavo va a
entrar a canasta es objeto de una clara falta intencionada por parte de
Krapikas, que le da un “hachazo”. Nakić se revuelve y agrede al jugador lituano
con un codazo, y es entonces cuando Sabonis, que había recorrido toda la pista,
llegó para propinar un puñetazo en el rostro del jugador de la Cibona. Los árbitros
no lo dudan un instante y señalan técnica descalificante al pívot lituano
(aunque, por el contrario, parecen pensárselo bastante más para hacer lo mismo
con Nakić, el otro agresor a balón parado, tanto que al final ni lo
expulsan...). Sin su máxima estrella y mejor jugador del partido, el Žalgiris
dijo adiós definitivamente a la final. En tres minutos la Cibona , de la mano de un
extraordinario Zoran Čutura, puso tierra de por medio (74-63, min. 34) y se
aseguró la victoria ante un desmoralizado equipo soviético. El partido concluyó
como un correcalles indigno de toda una final europea, con chulerías de unos y
otros y los clásicos intentos de humillación de Petrović (ni eso le salió en
este partido).

CIBONA 94
*D.Petrovic - 22p, 5r, 5a.
*Cvjeticanin - 24p, 3r, 2br.
*Usic - 23p, 4br, 3r.
*Nakic - 7p, 6r, 4t.
*Arapovic - 2p, 2r, 1br.
Cutura - 16p, 3r.
Pavlicevic - 0p, 1br.
Vukicevic - 0p.

ZALGIRIS KAUNAS 82
*Homicius - 13p, 3a, 3br.
*Jovaisa - 18p, 2r, 2br.
*Kurtinaitis - 5p, 5r, 3br.
*Krapikas - 4p, 1r, 1br.
*Sabonis - 27p, 14r, 4br.
Brazys - 6p, 1a.
Visockas - 3p, 2br, 1r.
Civilis - 6p, 1r.
Lekarauskas - 0p.